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martes, 1 de febrero de 2011

Lecturas con su meditación del 1 de febrero 2011

Hb 12, 1-4
1 Por tanto, también nosotros, teniendo en torno nuestro tan gran nube
de testigos, sacudamos todo lastre y el pecado que nos asedia, y corramos
con fortaleza la prueba que se nos propone,
2 fijos los ojos en Jesús, el que inicia y consuma la fe, el cual, en lugar
del gozo que se le proponía, soportó la cruz sin miedo a la ignominia y =
está sentado a la diestra = del trono de Dios.
3 Fijaos en aquel que soportó tal contradicción de parte de los
pecadores, para que no desfallezcáis faltos de ánimo.
4 No habéis resistido todavía hasta llegar a la sangre en vuestra lucha
contra el pecado.

No aparte la vista...
En la los diferentes senderos que se toma en la vida para nadie es un secreto que no se debe apartar la vista del camino... si lo haces es casi seguro que te perderá... o tendrás dificultades... situaciones que te van a separar de la ruta que trazaste... tu profesión... trabajo... si no le dedicas empeño... si te distraes... fácilmente te quedarás atrás... y sino pones mucho ahínco... lamentablemente te queda rezagado... y todo esto provocado por el hecho de apartar tu vista de tu meta... objetivos... el camino... de esa manera el apóstol nos recomienda que mantengamos la mirada fija en Jesús... en lo que Él hizo por nosotros... lo que el renunció... su elección de morir en la cruz... para morir... resucitar y darnos vida en abundancia... no aparte tu vista del Señor... es un camino sin perdición... todo ganancia... todo paz... amor...


Mc 5, 21-43

21 Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró junto
a él mucha gente; él estaba a la orilla del mar.
22 Llega uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verle, cae
a sus pies,
23 y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de
morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva.»
24 Y se fue con él. Le seguía un gran gentío que le oprimía.
25 Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce
años,
26 y que había sufrido mucho con muchos médicos y había gastado
todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien, yendo a peor,
27 habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó por detrás entre la
gente y tocó su manto.
28 Pues decía: «Si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, me
salvaré.»
29 Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su cuerpo
que quedaba sana del mal.
30 Al instante, Jesús, dándose cuenta de la fuerza que había salido de
él, se volvió entre la gente y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?»
31 Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te oprime
y preguntas: “¿Quién me ha tocado?”»
32 Pero él miraba a su alrededor para descubrir a la que lo había
hecho.
33 Entonces, la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó
atemorizada y temblorosa, se postró ante él y le contó toda la verdad.
34 El le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de
tu enfermedad.»
35 Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la sinagoga
unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya al Maestro?»
36 Jesús que oyó lo que habían dicho, dice al jefe de la sinagoga: «No
temas; solamente ten fe.»
37 Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro, Santiago y
Juan, el hermano de Santiago.
38 Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el alboroto, unos
que lloraban y otros que daban grandes alaridos.
39 Entra y les dice: «¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no ha
muerto; está dormida.»
40 Y se burlaban de él. Pero él después de echar fuera a todos, toma
consigo al padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde estaba
la niña.
41 Y tomando la mano de la niña, le dice: «Talitá kum », que
quiere decir: «Muchacha, a ti te digo, levántate.»
42 La muchacha se levantó al instante y se puso a andar, pues tenía
doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de estupor.
43 Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y les dijo que le
dieran a ella de comer.

Talitá Kum...

Así como Jesús le dijo a esa niña que había muerto, muchacha levántate... nos los dice a nosotros también... levántate de la muerte espiritual que tienes... sólo hay que tener fe... también vemos la mujer con la enfermedad del flujo de sangre solo con ese toque en el vestido le fue suficiente... si tuviésemos esa fe como esas personas... que diferente sería nuestra vida, el Señor es el mismo en todos los tiempo... por eso lo que hizo en el pasado lo puede hacer ahora... levantarte de tu tristeza... de tu amargura... desilusión... Él puede hacerlo... solo hay que tener fe de forma absoluta...

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